Y con esta obsesión retrospectiva y necrospectiva, estamos perdiendo
las oportunidades de que los acontecimientos lleguen a su fin. Y ese fin ya no es el punto final simbólico de una historia sino la marca de una suma cero, de un agotamiento potencial. La ilusión final de la historia, la utopía final del tiempo ya no existe, ya que está registrada allí como algo potencialmente explicado, calculado en hora digital, justo cuando las finalidades del ser humano dejan de existir en el punto donde comienzan a ser registradas en un capital genético y son consideradas únicamente desde la perspectiva biológica de la explotación del genoma.

Estamos experimentando el tiempo y la historia como una especie de coma profundo. Las grandes rebajas de fin de siglo. Es como si la operación de la dimensión virtual fuera a llevar a la historia del mundo al final en un instante. Desafortunadamente, esto significa también la desaparición del mundo en tiempo real, porque la profecía del fin del mundo asociada con esta cuenta atrás de los nombres de Dios se cumple. No pueden, por consiguiente, llegar a ningún fin y
se hunden en lo interminable (historia interminable, política interminable, crisis interminable).

Lo que es infinito también carece dedeseo, de tensión, de pasión; está privado de acontecimientos. Una historia anoréxica, que ya no está impulsada por verdaderos incidentes y se agota en la cuenta atrás. Exactamente lo opuesto al final de la historia, es decir: la imposibilidad de acabar con la historia. Si la historia ya no puede llegar a su fin, entonces, hablando con propiedad, ya no hay historia.

Hemos perdido la historia y también, como resultado, hemos perdido el fin de la historia. Hemos trabajado bajo la ilusión del fin, bajo la ilusión póstuma del final. Por tanto, es únicamente el fin de la historia el que está siendo impulsado, mientras creemos que seguimos haciéndolo nosotros. Todavía seguimos esperando su fin, mientras que el fin, en realidad, ya ha tenido lugar.

Ya hablemos del fin de la historia, del fin de lo político o del fin de lo social, de lo que estamos realmente tratando es del fin de la escena de lo político, el fin de la escena de lo social, el fin de la escenade la historia.  Éstos son los fenómenos extremos: los que ocurren más allá del fin (extremo = ex terminis). Éxtasis de información: simulación. Éxtasis de tiempo: tiempo real, instantaneidad. Más real que lo real.
Y de esta forma la misma historia llega a su fin, se encuentra destruida por la instantaneidad y omnipresencia del acontecimiento. Pero, ¿es una historia fantasma, espectral, es todavía una historia? No sólo hemos perdido la utopía como un final ideal, sino que el mismo tiempo histórico se ha perdido, en su continuidad y en su desarrollo. Los acontecimientos clónicos, los acontecimientos falsos, los acontecimientos fantasmas —como los miembros fantasmas, esas piernas o brazos que faltan pero que siguen doliendo aun cuando ya no están allí. Ya ha dejado de ser un acontecimiento y en cambio es el símbolo de una impotencia específica de la historia.

La historia virtual está en el lugar de la historia real; la información–réplica representa, sustituye, la ausencia definitiva de la historia real. ¿Qué significa? Que el cometido de la historia ha acabado. Que el sistema de información ha sustituido al de la historia y que está comenzando a producir acontecimientos de la misma forma que el Capital ha comenzado a producir Trabajo. Lo virtual es una forma de solución final de la historia y de todos los conflictos reales. “Si hablo del tiempo”, escribió “es porque ya estamos fuera del tiempo”. Estamos dándole la espalda a la historia “en progreso”, sin haber resuelto ninguno de los problemas planteados, y nos estamos hundiendo en una historia regresiva, con la nostálgica esperanza de hacer de ella algo políticamente correcto. Y con esta obsesión retrospectiva y necrospectiva, estamos perdiendo las oportunidades de que los acontecimientos lleguen a su fin. Y ese fin ya no es el punto final simbólico de una historia sino la marca de una suma cero, de un agotamiento potencial. Estamos experimentando el tiempo y la historia como una especie de coma profundo. Las grandes rebajas de fin de siglo. Desafortunadamente, esto significa también la desaparición del mundo en tiempo real, porque la profecía del fin del mundo asociada con esta cuenta atrás de los nombres de Dios se cumple. No pueden, por consiguiente, llegar a ningún fin y se hunden en lo interminable (historia interminable, política interminable, crisis interminable).
Lo que es infinito también carece dedeseo, de tensión, de pasión; está privado de acontecimientos. Una historia anoréxica, que ya no está impulsada por verdaderos incidentes y se agota en la cuenta atrás. Exactamente lo opuesto al final de la historia, es decir: la imposibilidad de acabar con la historia. Si la historia ya no puede llegar a su fin, entonces, hablando con propiedad, ya no hay historia.
Hemos perdido la historia y también, como resultado, hemos perdido el fin de la historia. Hemos trabajado bajo la ilusión del fin, bajo la ilusión póstuma del final. Por tanto, es únicamente el fin de la historia el que está siendo impulsado, mientras creemos que seguimos haciéndolo nosotros. Todavía seguimos esperando su fin, mientras que el fin, en realidad, ya ha tenido lugar.

Ya hablemos del fin de la historia, del fin de lo político o del fin de lo social, de lo que estamos realmente tratando es del fin de la escena de lo político, el fin de la escena de lo social, el fin de la escenade la historia.
Éstos son los fenómenos extremos: los que ocurren más allá del fin (extremo = ex terminis). Éxtasis de información: simulación. Éxtasis de tiempo: tiempo real, instantaneidad. Más real que lo real.
Y de esta forma la misma historia llega a su fin, se encuentra destruida por la instantaneidad y omnipresencia del acontecimiento. Pero, ¿es una historia fantasma, espectral, es todavía una historia?
No sólo hemos perdido la utopía como un final ideal, sino que el mismo tiempo histórico se ha perdido, en su continuidad y en su desarrollo. Los acontecimientos clónicos, los acontecimientos falsos, los acontecimientos fantasmas —como los miembros fantasmas, esas piernas o brazos que faltan pero que siguen doliendo aun cuando ya no están allí. Ya ha dejado de ser un acontecimiento y en cambio es el símbolo de una impotencia específica de la historia. La historia virtual está en el lugar de la historia real; la información–réplica representa, sustituye, la ausencia definitiva de la historia real. ¿Qué significa? Que el cometido de la historia ha acabado. Que el sistema de información ha sustituido al de la historia y que está comenzando a producir acontecimientos de la misma forma que el Capital ha comenzado a producir Trabajo. Lo virtual es una forma de solución final de la historia y de todos los conflictos reales. “Si hablo del tiempo”, escribió Queneau, “es porque ya estamos fuera del tiempo”. Y con esta obsesión retrospectiva y necrospectiva, estamos perdiendo las oportunidades de que los acontecimientos
lleguen a su fin. Y ese fin ya no es el punto final simbólico de una historia sino la marca de una suma cero, de un agotamiento potencial. Estamos experimentando el tiempo y la historia como una especie de coma profundo. Las grandes rebajas de fin de siglo. Desafortunadamente, esto significa también la desaparición del mundo en tiempo real, porque la profecía del fin del mundo asociada con esta cuenta atrás de los nombres de Dios se cumple. No pueden, por consiguiente, llegar a ningún fin y se hunden en lo interminable (historia interminable, política interminable, crisis interminable). Una historia anoréxica, que ya no está impulsada por verdaderos incidentes y se agota en la cuenta atrás. Exactamente lo opuesto al final de la historia, es decir: la imposibilidad de acabar con la historia. Si la historia ya no puede llegar a su fin, entonces, hablando con propiedad, ya no hay historia. Hemos perdido la historia y también, como resultado, hemos perdido el fin de la historia. Hemos trabajado bajo la ilusión del fin, bajo la ilusión póstuma
del final. Por tanto, es únicamente el fin de la historia el que está siendo impulsado, mientras creemos que seguimos haciéndolo nosotros. Todavía seguimos esperando su fin, mientras que el fin, en realidad, ya ha tenido lugar.

Ya hablemos del fin de la historia, del fin de lo político o del fin de lo social, de lo que estamos realmente tratando es del fin de la escena de lo político, el fin de la escena de lo social, el fin de la escenade la historia.  Éstos son los fenómenos extremos: los que ocurren más allá del fin (extremo = ex terminis). Éxtasis de información: simulación. Éxtasis de tiempo: tiempo real, instantaneidad.
Y de esta forma la misma historia llega a su fin, se encuentra destruida por la instantaneidad y omnipresencia del acontecimiento.
Pero, ¿es una historia fantasma, espectral, es todavía una historia?
No sólo hemos perdido la utopía como un final ideal, sino que el mismo tiempo histórico se ha perdido, en su continuidad y en su desarrollo. Los acontecimientos clónicos, los acontecimientos falsos, los acontecimientos fantasmas —como los miembros fantasmas, esas piernas o brazos que faltan pero que siguen doliendo aun cuando ya no están allí. Ya ha dejado de ser un acontecimiento y en cambio es el símbolo de una impotencia específica de la historia. La historia virtual está en el lugar de la historia real; la información–réplica representa, sustituye, la ausencia definitiva de la historia real. ¿Qué significa? Que el cometido de la historia ha acabado. Que el sistema de información ha sustituido al de la historia y que está comenzando a producir acontecimientos de la misma forma que el Capital ha comenzado a producir Trabajo. Lo virtual es una forma de solución final de la historia y de todos los conflictos reales. “Si hablo del tiempo”, escribió Queneau,
“es porque ya estamos fuera del tiempo”. Y con esta obsesión retrospectiva y necrospectiva, estamos perdiendo las oportunidades de que los acontecimientos lleguen a su fin. Estamos experimentando el tiempo y la historia como una especie
de coma profundo. Las grandes rebajas de fin de siglo. Desafortunadamente, esto significa también la desaparición del mundo en tiempo real, porque la profecía del fin del mundo asociada con esta cuenta atrás de los nombres de Dios se cumple. No pueden, por consiguiente, llegar a ningún fin y se hunden en lo interminable (historia interminable, política interminable, crisis interminable).
Exactamente lo opuesto al final de la historia, es decir: la imposibilidad de acabar con la historia. Si la historia ya no puede llegar a su fin, entonces, hablando con propiedad, ya no hay historia. Hemos perdido la historia y también, como resultado, hemos perdido el fin de la historia. Hemos trabajado bajo la ilusión del fin, bajo la ilusión póstuma del final. Todavía seguimos esperando su fin, mientras que el fin, en realidad, ya ha tenido lugar.

Ya hablemos del fin de la historia, del fin de lo político o del fin de lo social, de lo que estamos realmente
tratando es del fin de la escena de lo político, el fin de la escena de lo social, el fin de la escenade la historia. Éxtasis de información: simulación. Éxtasis de tiempo: tiempo real, instantaneidad.
Y de esta forma la misma historia llega a su fin, se encuentra destruida por la instantaneidad y omnipresencia del acontecimiento.
Ya ha dejado de ser un acontecimiento y en cambio es el símbolo de una impotencia específica de la historia. La historia virtual está en el lugar de la historia real; la información–réplica representa, sustituye, la ausencia definitiva de la historia real. ¿Qué significa? Que el cometido de la historia ha acabado. Que el sistema de información ha sustituido al de la historia y que está comenzando a producir acontecimientos de la misma forma que el Capital ha comenzado a producir Trabajo. Lo virtual es una forma de solución final de la historia y de todos los conflictos reales. “Si hablo del tiempo”, escribió Queneau,

“es porque ya estamos fuera del tiempo”.




Baudrillard  Jean, Francia, 20 de junio de 19292 – París, 6 de Marzo de 2007) fue un filósofo y sociólogo, crítico de la cultura francesa. Su trabajo se relaciona con el análisis de la posmodernidad y la filosofía del postestructuralismo.

Fue profesor en la facultad de Letras y Ciencias Humanas en París-Nanterre. Su reflexión parte de situaciones concretas que adoptan a veces la forma de una investigación sociológica de lo cotidiano, y analizan la evolución "semiúrgica" que se ha operado en el siglo XX, acercándose a las más diversas cuestiones. En todos sus análisis subyace un marco de referencia teórico: el de una contra-economía que escapa tanto al valor de uso como al signo.Se ha ocupado del consumismo (que define bajo dos puntos de vista: el estructural, como sistema de cambios y de signos, y el estratégico, como mecanismo de poder), de la productividad y del trabajo, de la seducción y de muchos otros temas. Para el autor, nuestra sociedad ha entrado en el final del siglo bajo los efectos de esa especie de retrovisión de la historia que se vivió en los años ochenta (caída del muro de Berlín, reinauguración de Europa) y que se caracteriza por un deje de melancolía. Mientras las democracias occidentales sufren una "prueba de verdad" al no poder apoyarse en la fuerza del mal que representaba el Este europeo, el mal reaparece en el el antisemitismo y la xenofobia, haciendo evidente la falta de destino que reclaman la poesía y la rebelión utópica.Entre sus obras cabe señalar La génesis ideológica de las necesidades (1969), El espejo de la producción (1973), De la seducción (1981), La moral de los objetos (1969), Cultura y simulacro (1978) y La izquierda divina (1985).
lunes, 10 de junio de 2013

Posmodernidad




El pensamiento postmoderno critica la filosofía moderna en sus raíces, descalificando lo que ellos consideran el sueño imposible de fundar el conocimiento en un lecho rocoso de verdad que pudiera servir de garantía a los sistemas filosóficos 3. Derrida denomina a estos planteamientos fundacionalistas del lenguaje y del conocimiento, que pretenden dar al sujeto un acceso no mediado a la realidad, metafísicas de la presencia. Las oposiciones binarias que rigen en Occidente -sujeto/objeto, apariencia/realidad, voz/escritura, etc. construyen una jerarquía de valores nada inocente, que busca garantizar la verdad y sirve para excluir y devaluar los términos inferiores de la oposición. Metafísica binaria que privilegia la realidad y no la apariencia, el hablar y no el escribir, la razón y no la naturaleza, al hombre y no a la mujer. Hace falta una deconstrucción completa de la filosofía moderna y una nueva práctica filosófica. Hay que arrasar fronteras: entre filosofía y literatura, entre filosofía y crítica cultural, entre filosofía y teoría social. Es preciso subvertir fronteras y prácticas académicas, inaugurar nuevos modos de escribir, romper con las instituciones y la política del pasado.

 ¿Que es un ni-ni? Seguramente te preguntaste que es un ni-ni, pus bien, un ni-ni es aquella persona que NI estudia NI trabaja. En México hay una cantidad aproximada de  36.2 millones de jóvenes, de ese universo 7.8 millones ni estudian ni trabajan y, según la Encuesta Nacional de Juventud 2010, el 75 % de los jóvenes que se encuentran en esta situación son mujeres.

Su situación socio-económica frecuentemente es de marginación, exclusión y ocio, relacionada con la carencia de un proyecto de vida concreto conforme a la “oportunidades” que su contexto les presenta. Por ello mismo se han vuelto escépticos del progreso social. Estos jóvenes son propensos a ser víctimas de violencia en lo general, y en lo particular de la delincuencia y el hampa organizada. Ocasionalmente se dedican a alguna actividad doméstica o a la economía subterránea con el objeto de obtener recursos que les permitan sobrellevar sus vidas, lo cual no hace más que evidenciar su situación existencial de angustia, inadaptación y desazón.

El proyecto de la Ilustración consistía en formar individuos libres, autónomos, conscientes y comprometidos tanto consigo mismos como con los demás, pero no se concretó en todos los casos; hay quienes están perdidos en el escepticismo extremo y han dejado de creer en ciertos valores morales, en la idea del progreso y del bien común. Aunado a lo anterior, algunos jóvenes modifican sus hábitos alimenticios al consumir productos transgénicos o, incluso, han modificado su propio cuerpo.

Es tan lamentable el crecimiento de esta generación, tanto a nivel mundial como en México, que es posible afirmar que la Modernidad y el proyecto de la Ilustración ha fallado a los jóvenes del mundo contemporáneo. Por lo general son jóvenes que están perdiendo toda motivación e interés en llevar una vida creativa, consciente, responsable y libre. Es una generación que, o nunca tuvo un proyecto de vida o lo ha perdido definitivamente.

¿En qué sentido se puede argumentar si la generación ni-ni es o no una generación nihilista? ¿De qué manera la incertidumbre y la relativización de la verdad como problemas teóricos influyen en prácticas cotidianas entre los jóvenes? ¿Cómo enfrenta la generación ni-ni la relación entre ética, vida y modernidad? ¿Qué alternativas hay para esta generación en el marco de la diversidad cultural?











Respuesta a la problemática situada



¿En qué sentido se puede argumentar si la generación ni-ni es o no una generación nihilista? 
Pienso que si tiene mucho que ver y que todo esta ligado, el estado lamentablemente no funciona del todo bien, y ahora en la actualidad un nini es el ganador de todo esto, ¿qué piensa un joven con una tasa de paro del 54,5% en su franja de edad?
Directamente no tiene futuro alguno por mucho que se esfuerce!!

La actitud de no hacer nada es ganadora, la de hacer algo es la de Tontos e ignorantes ,si se esfuerzan se aprovechan los que ya están arriba.Trabajan por un sueldo miserable tooodos los días  les venden casas burbujeadas, les expolian para salvar bancos y gente adinerada............qué iniciativa puede tener una persona por trabajar ante esas posibilidades de futuro
estos jóvenes sin quererlo están llegando a una reflexión racional y filósofica que hasta nieztche la alababa.

¿De qué manera la incertidumbre y la relativización de la verdad como problemas teóricos influyen en prácticas cotidianas entre los jóvenes?

Influyen mucho, aunque mucha gente no lo ve así  en la actualidad los jóvenes son mas racionales y filósofos, la vida es para filosofar, ¿Que seria de la vida si no pensáramos el Porque de las cosas? 


¿Cómo enfrenta la generación ni-ni la relación entre ética, vida y modernidad? 

Pienso que lo enfrenta de manera natural y normal, como que todo lleva un balance y esta equilibrado, para poder vivir en esta época moderna uno tiene que tener modales y mostrar que hay ética en sus vidas, para poder vivir de manera equilibrada y en armonia no solo con las demás personas si no con la naturaleza.

¿Qué alternativas hay para esta generación en el marco de la diversidad cultural?

¿Diversidad cultural?, eso hay muchisiiiimo en nuestro país, gracias a los jóvenes y no solo, diversidad de cultura de nuestro país, incluso ya de otros países, en la actualidad, muchos jóvenes se interesan por el tipo de cultura de otros países  e incluso la empiezan a llevar a cabo, yo pienso que eso es totalmente favorable, puesto que nos acerca mas y mas al mundo globalizado.


 
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